La rola que se volvió Tocaimuna
Conocí a Mar en Bogotá cuando trabajamos en Bavaria, mi trabajo era automatizar su trabajo, después les contaremos como fue la historia, es bastante divertida. Ella es de Bogotá siempre había vivido ahí y su familia también reside en la ciudad, por mi parte soy Tocaimuno, nací y crecí en Tocaima, un pueblo a 4 horas de Bogotá de tierra caliente, el pueblo es bastante tranquilo, no hay mucho por hacer a nivel cultural y si bien en extensión es grande, su zona urbana es pequeña, Tocaima es totalmente opuesto a Bogotá, una ciudad de clima frio, bastante ajetreada, con infraestructura, caos y problemas de seguridad que nunca faltan. Debido a mis estudios universitarios migré a la ciudad y mis padres se quedaron en el pueblo, constantemente venía a visitarlos así que nunca estuve 100% alejado del pueblito.
Por otra parte Bogotá me encanta, en la ciudad expandes tu visión del mundo, culturalmente hay una oferta muy amplia y siempre hay planes, eventos y gente muy interesante en todas partes, sin embargo, nos fuimos de la ciudad para vivir la experiencia de estar juntos fuera del país, aprender/mejorar el inglés, dejando atrás Bogotá y mudándonos temporalmente a Montreal.
Cuando llegamos de Montreal decidimos irnos a Tocaima, ya que Mar se encontraba en un proceso de aprendizaje para ser analista de datos que le exigía bastante tiempo y hacer ese cambio de carrera no es fácil, por eso decidimos mantener nuestros costos bajos, por ende, tomamos la decisión de mudarnos a Tocaima.
Inicialmente creí que le iba a costar un poco más adaptarse al clima y el ambiente, una citadina en la ciudad suele aburrirse pronto en un pueblito como este en donde además no conocía a nadie, pero parece que la situación fue al revés, fue a mi al que más falta le ha hecho Bogotá. Mar se adapto rápidamente al ritmo del pueblo, además que su estudio consumía gran parte del tiempo, en cambio yo al estar trabajando y dedicando una parte a estudiar, quería al finalizar la jornada o al llegar el fin de semana salir a hacer algo distinto, interactuar con gente o ver gente por ahí, ir a espacios públicos, disfrutar de una película, obra o evento que estuviera sucediendo, tal vez tomarme una cerveza artesanal, ir a un restaurante a comer algo rico o practicar el ingles con extranjeros, pero en Tocaima nada de eso sucede, el estilo de vida es distinto.
En Tocaima los planes son distintos, aquí salimos a caminar casi todos los días y al ser un pueblo esta rodeado de mucha naturaleza lo cual me encanta, especialmente para iniciar el día, aprovechando que el sol aún no está impactando tanto, al no tener tanto trafico se pueden visitar otros pueblos cercanos en bicicleta, nos unimos a un parche de amigos que montan bici, algo que hacíamos en la ciudad pero que aquí se disfruta muchísimo más, los paisajes son más hermosos y los riesgos son menores. Otro plan es el de ir a piscina, en Bogotá nunca fui a nadar a piscina, en cambio aquí he ido un par de veces más, aprovechando el clima y la variedad que hay, antes de lesionarme, durante este tiempo volví a jugar futbol muy seguido, aunque ya no puedo volver a hacerlo; los planes sociales no son de cerveza artesanal pero un águila light se antoja en un día de calor y hablando chachara entre amigos, el circulo social sigue siendo pequeño pero al ser personas que conocí en mi infancia tengo un lazo de mayor confianza, algo que Mar aquí poco a poco ha venido construyendo.
Durante mi estadía en Tocaima me quede sin empleo, esto fue la oportunidad perfecta para estudiar y construir, esto permitió que nuestro ambiente estuviera lleno de aprendizajes, arriesgándonos a hacer cosas que si estuviéramos en la ciudad no nos hubiésemos permitido hacer, por mi parte me centré mucho en la creación de contenido, en enseñar, en crear productos, en crear arte, en crear una marca personal alrededor de RPA, por el lado de Mar avanzo tanto en sus estudios que consiguió trabajo como analista de datos, avanzo tanto en su pensum de la universidad que ya le falta muy poco para graduarse, pudo sacar varios proyectos artísticos cómo el pintar un mural dentro de la casa que le está quedando precioso. Ambos pudimos desarrollar proyectos y habilidades que en otros escenarios o ambientes hubiese sido imposible. Pero no todo es color de rosa, el no tener un flujo de caja nos hacia medir muy bien nuestros gastos y estar pensando en el dinero generaba un poco de preocupación.
Gracias al tiempo libre, hicimos varios viajes, compartimos muchísimo más con mis padres algo que por temas del trabajo era más difícil cuadrar tiempos, creo que ahora si puedo decir que aprendí a manejar carro porque lo hemos tenido que usar un montón y he atendido varias cosas medicas que tenía pendiente por revisar. Pudimos saborear la libertad, supimos adaptarnos a un costo de vida bajo, afortunadamente Mar encontró trabajo y yo también, al menos para el ultimo mes del 2023 vamos a estar ambos trabajando.
Lo único que creo que a Mar no le gusto de Tocaima fueron los bichos, aun la pican de vez en cuando los zancudos y ciertos insectos le generan fobia, no es algo que suceda todos los días, pero es tierra caliente, no hay forma de evitarlo, de resto, en todo lo demás se ha adaptado incluso mejor que yo al pueblo, por eso con seguridad puedo decir que ella es la Rola más Tocaimuna de todas.

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